sábado, 27 de junio de 2015

Una hoja en blanco que lleva la mancha de la ceniza de un cigarrillo que acabo de encender.
Sigo sin poder hallar ese amor que no genere dolor, es un proceso de autodestrucción constante. Será que me encanta el sabor del dolor, será que encuentro alivio en el saber que no me queres. Sigo buscando excusas y justificándote, recogiendo pedazos de viejos dolores te encontré. Porque este dolor no es tuyo, no te pertenece, son heridas que siguen ardiendo en la carne y penetran hasta los huesos. Es sangre ya derramada.
Sos ese nudo en el pecho que anuncia lo inevitable.
Mi vida se basa en eso, en enamorarme del no amor. Amar a una sombra, amar a la nada misma.

Un espejo en el que del otro lado no hay nadie. Sos una construcción que nació de lo destruido.

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