martes, 18 de agosto de 2015

El miedo. La marca del miedo,
Las marcas de tus besos, las quemaduras de tus abrazos, tus palabras que cortan como navajas.
El miedo de volver a sentir, el temor a volver a amar. Te alejé tanto que sin embargo todavía estas acá, perturbandome. Me persiguen tus ojos. Acaso mi cuerpo y alma todavía te pertenecen? Vos sos como una jaula con las puertas abiertas. La mentira de la libertad.
Basta con escuchar el ruido de las puertas de un ascensor (los 10 pisos) o, simplemente, una canción de Sumo, para que tu presencia, tu presencia que es humo, humo de cada cigarrillo que fumo mientras escribo estas lineas, se haga carne en mí.
El tren a Constitución, desde la ventanilla veo la cancha de Racing, esa que veíamos juntos desde el balcón, tomando fernet y hablando de política. (Racing y Perón)
Él se acordará de mí? Él pensará en todas esas noches? O simplemente fui uno más de la lista?
Llevo tu rostro en mi pielo, el roce previo al beso.
La adrenalina de volver a tenerte entre las sábanas.
El miedo a tener miedo.

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