martes, 18 de agosto de 2015

En todos lados, en cualquier momento.
Ahora te apareces por la ausencia constante que era el estar con vos. Tu cara, tus anteojos, tu barba que me raspaba la espalda mientras me llenabas de amor las noches, tus labios carnosos que fueron mi mejor alimento y lo mejor que probé.
La risa de las lunas, el silencio de los soles. Pizarnik una vez dijo "siniestro delirio el amar a una sombra".
Un infierno personal es no poder soltarte y jugar como un niño a insistir, como si fuera un capricho, que seguís formando parte de mí.
Soltame, dejame ir. Basta. Por favor basta.
Basta de mentirnos, basta!
Qué haces? Soltame, por favor te lo pido.

Hoy pasé volando por la esquina de tu casa.
El olor a lluvia, el anuncio de la tormenta.
Un simple momento es suficiente para que un cajón de remembranzas siniestras caminen libremente por mi cabeza.
La angustia de recordar algo que creía bajo siete llaves, el dolor de la herida que sigue sangrando, aún después de tantos mayos vividos.
En mi pecho vuelvo a sentir ese nudo que me duele hasta los huesos, mis piernas vuelven a temblar y mi voz se rompe como cristal. Estoy encerrado en la habitación más profunda y oscura de mi pasado.
Un candado, producto de la convergencia del presente y el mañana, pretendía esconder la realidad de un ayer, que por más pretérito que sea, forma parte de mí.
Las palabras hoy no duelen como antes, pero un espejo cuando se rompe lleva las marcas para toda la vida.
El miedo. La marca del miedo,
Las marcas de tus besos, las quemaduras de tus abrazos, tus palabras que cortan como navajas.
El miedo de volver a sentir, el temor a volver a amar. Te alejé tanto que sin embargo todavía estas acá, perturbandome. Me persiguen tus ojos. Acaso mi cuerpo y alma todavía te pertenecen? Vos sos como una jaula con las puertas abiertas. La mentira de la libertad.
Basta con escuchar el ruido de las puertas de un ascensor (los 10 pisos) o, simplemente, una canción de Sumo, para que tu presencia, tu presencia que es humo, humo de cada cigarrillo que fumo mientras escribo estas lineas, se haga carne en mí.
El tren a Constitución, desde la ventanilla veo la cancha de Racing, esa que veíamos juntos desde el balcón, tomando fernet y hablando de política. (Racing y Perón)
Él se acordará de mí? Él pensará en todas esas noches? O simplemente fui uno más de la lista?
Llevo tu rostro en mi pielo, el roce previo al beso.
La adrenalina de volver a tenerte entre las sábanas.
El miedo a tener miedo.

jueves, 6 de agosto de 2015

4 de agosto (II)

De nuevo sentí su perfume en la calle. Te busqué entre la gente, ilusionado te busqué en la esquina, busqué el olor a tabaco. Pero no estabas. Nunca estas. Alguna vez estuviste realmente? O simplemente fuiste una proyección de lo que yo necesitaba?
Me viste, me dejaste caer y de eso nadie habló. Me ofreciste un paraíso de amor en el delta y de eso tampoco nadie habló.
El amor voluble, la incoherencia emocional. Las palabras de amor, un romance de promesas.
Todo fue una película que nadie vio y nadie sabe el final.
Sos esa cosa pesada en la mochila que uno siempre se olvida de sacar.
4 de agosto

Anoche soñé con alguien. Un rostro, una sonrisa.
En un laberinto de desamor, en un cuarto lleno de agujas, escuche algo. Oí una voz.
Tu cara se me apareció, limpia, clara, repleta de luz. Tu abrazo se volvió un sol que me abriga. Ambos en caída libre, descubrimos la forma de caer juntos.
Una belleza brutal que me devoró por completo.