martes, 1 de diciembre de 2015

(I)
El aire rosado se respira fervorosamente, el cantar de los ruiseñores recorre las esquinas y los bares.
El empedrado de la calle Defensa me llena los ojos de amores clandestinos. De sangre negra.
Entre tanta figura humana, el viento susurra rostros al oído, suspira vestigios de viejos lenguajes.
Me pierdo entre las figuras, cuando en un breve momento (breve como vos) el viento me sujeta del brazo y me invita a danzar.
Me dejo bailar entre los cantos. Bailo en círculos, bailo en vuelo, bailo y beso.
En un segundo todas las figuras tenían tu cara.
Todas las figuras.
Todas las caras.
Vos no estabas.

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