martes, 22 de septiembre de 2015

Una esencia con el color de tu cara vuela en el aire, una suerte de bruma camina por la calle. Me seduce de manera danzante con un canto armónico de sirena, logra hipnotizarme hasta que caigo livianamente sobre un colchón de flores. De forma presurosa abraza mi cuello, lo recorre casi como si fuera a besarme, lo envuelve como la mar envuelve el globo. Baila alrededor mio hasta sentir que me abraza. Me abraza lento, me abraza fuerte. Abraza mi cuello con una pasión desmedida, como si el amor me entrara por la nariz, por los ojos y por la boca.
No encuentro vocales para cantar el amor, no encuentro abecedario para hablar. En la vorágine del romance lo único que llego a escuchar es una risa maquiavelica que se abre paso.
Mis manos dibujan surcos de dolor por mis extremidades, el amor me aplasta el pecho y se deshace como arena entre mis dedos. Me alimento de mi propia carne.
Ríos de esencia humana recorren mi tembloroso cuerpo quemando todo lo que se encuentra a su paso.

Cuando abro los ojos, me doy cuenta que la televisión estaba prendida.